Una vez traté de hacer las paces contigo, pero eventualmente volviste a ser el monstruo de siempre... Justo cuando todo iba bien, salías tú y arrasabas con todo a tu paso, sin importarte nada.
Pero ya no mas... ya me cansé de pelear. Hoy entendí que no debo luchar más contra ti. Hoy... ya no te ví como un monstruo horrible al que debía vencer o aprisionar. Ya no eras ese demonio. Sino que te ví con mi propio rostro, sentí que tú eras yo. Te noté más cálida. Al mirarte a los ojos ya no te tuve miedo. En cierto modo me sentí agradecida contigo, porque gracias a ti es que hoy soy fuerte. Gracias a tí tengo la fortaleza de levantar la mirada y seguir adelante. Tú me diste el carácter para hacerlo. Es lo que la vida nos enseñó no?. La experiencia nos hizo fuertes, y esa fuerza se alojó en tí, tal vez demasiado... por eso es que al verte ya solo veía a un ser demasiado frío. Pero hoy entendí que eso no es malo. Que necesito de tí para ser lo que soy, así como tú necesitas de mí.
Hoy me dí cuenta que debo dejar de luchar contra tí, porque somos una sola persona, y porque si lo hago tu sales a flote tal como te construyo, como un monstruo, lastimando a nuestros seres queridos. Pero eso no es necesario. Podemos vivir juntas, podemos ser uno. Somos uno. Y nuestro objetivo es ser felices, solo eso.
Y creo que gracias a ti lo he logrado... Hoy soy más feliz de lo que jamás fui, porque puedo soñar con la permanencia, pero tú me recuerdas que para llegar a ello es necesario cultivar el presente.
Asi que empecemos una nueva etapa, juntas
No hay comentarios:
Publicar un comentario