El alivio, ese maravilloso bienestar en el que tu corazón al fin puede volver a latir.
Ese momento que procede a otro momento llamado desesperación, en el cual miles de cosas pasan por tu mente. Y el horror puede haber durado días, horas o minutos, eso no importa mucho, lo que importa es su intensidad. Qué es lo que pensaste que iría a pasar? O qué es lo que dejó de pasar? Qué ideas invadieron tu mente? Pensaste que eran tus últimos minutos? o que nada volvería a ser igual en tu vida? Depende de la situación, de qué o quién te lo causó.
A mayor desesperación, es mayor el alivio que sientes cuando éste pasa. Así funciona esta proporción maquiavélica.
A todos nos pasó, a unos con mayor intensidad que a otros. Ese alivio es como si te devolvieran el alma, o incluso la vida. Es como Dios abrazándote y diciéndote al oído, "tranquil@, ya pasó, aquí estoy". Y es entonces que sientes que tienes una segunda oportunidad. Algunos la aprovechan, otros siguen esperando una tercera y hasta cuarta oportunidad.
Pero qué es lo que te puso en esta situación en primer lugar? fue una mala decisión que tomaste? o simplemente algo que se dió por cosas del destino (si es que crees en el destino)?
De una u otra manera, es innegable esa deliciosa sensación de alivio cuando ya todo pasó.
Pero... qué es lo que pasa cuando el alivio nunca llega? cuando la espera hace que los minutos parazcan años? qué pasa cuando esperas y esperas, rezas y rezas, y miles de ideas se te vienen a la mente y evitas pensar lo peor, pero en el fondo sabes que hay esa posibilidad? qué pasa cuando no tienes esa segunda oportunidad?
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