Unos días, muchos minutos, unas cuantas eternidades...
los cuento, uno a uno, mientras éstos se van suicidando en el reloj
buscando llenarme con cosas diferentes, las cuales me distraen, pero siempre vuelvo a tí
y... es maravilloso
Extrañarte así, desearte a mi lado, añorar tus besos, tus caricias, tu piel...
extrañarte tanto aunque los números en el calendario no se distorcionen mucho, todo eso forma parte de este amor desbordante que tengo por tí.
Soñar con tu vuelta. Adelantarme un poco en el tiempo, o a veces retrocederlo, dejar que tu recuerdo juguetee con mi imaginación
Me llegan imágenes tuyas, de cosas que a cualquiera le parecen irrelevantes, pero que me sacan suspiros eternos. Y es maravilloso, porque esas imágenes no llegan los demás días del año, y esos suspiros sirven de placebo para dar continuidad a nuestra eternidad.
Es así que recordé cosas que pensé que ya había olvidado, como esa primera vez que deseé con todas mis fuerzas verte, y que fui más temprano a la U con la esperanza de encontrarte. Y allí estabas, de espaldas en las tienditas, mientras mi corazón daba brincos de alegría.
También recordé los zapatos que utilizaste ese día en el billar, o la libretita de tus apuntes que me mostraste para decirme que escribes al revés. Recordé nuestros rituales para vernos apenas salgamos de clases, y cómo corríamos a nuestras citas. Esas noches en la oscuridad... como se veía tu sonrisa...
Recuerdo el aroma de tu cuerpo ese día... y el chocolate blanco que compartimos apoyados en un árbol... el saltito histórico, las muchas veces que nos botaron del 5° piso, y el angelito que nos advertía. La bola de billar que entró por accidente, la sonrisa de luna, las rosas rojas, el helado de piña, la Fanta, el conejo de chocolate, el agua del Choro, las carreras de autos... tantas, tantas, tantas cosas que vienen a mi mente, en las que tú vives...
Sé que nuestro amor muta a cada ciclo, que no nos amamos de la misma manera que nos amábamos. Pero es por eso que nuestro amor perdura, porque no nos quedamos estancados ahí, porque sabemos que nos espera todavía muchas cosas por vivir.
Hoy te extraño, porque estás lejos, porque no podemos hablar, ni te puedo ver. Pero disfruto de este tiempo para recordarte, vivirte en mi recuerdo, acariciarte en mis sueños...
Así que tarda lo que tengas que tardar, yo estaré esperándote en nuestro universo, deshojando florecitas, mandándole besos a la luna para que te los entregue, saltando de estrella en estrella hasta llegar a tu camita, amándote con todo mi ser, amor de mis vidas...
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