La lágrima se ahoga en tu garganta, creando un nudo de horrible sabor,
y cuando no lo aguantas más, corres a un lugar donde nadie te vea, para poder dejar que tus ojos se inunden un poco,
el pañuelo las seca, te arreglas un poco y sales con la cabeza en alto, y el corazón lastimado aún...
Esperas que nadie se haya dado cuenta de tu debilidad, pero alguien sí lo hizo...
Y tratas de evitar su mirada que cruza directamente hacia tí, con interrogaciones en las pupilas
Ya todos se van, no hay nadie de quien esconderse, y ella aprovecha para poner en palabras las cuestiones.
Lo niegas, porque te avergüenzas de tu dolor
pero ella te abraza, te brinda su hombro para que puedas desahogarte...
Y terminas derrumbándote, sacando todo lo que te lastima, como una verborrea que agriaba tu sangre
Ella solo escucha, y entiende. No es necesario que ella diga nada, sabes que te entiende,
porque sabes que se parece mucho a tí, y que tal vez tú eres como eres, gracias a ella
Y
encuentras consuelo en su abrazo, en sus palabras, que aunque a veces
no son las mas acertadas, lo importante es que se tomó la molestia de
decírtelas, de pensarlas y dejar que el corazón hable.
Te das cuenta que ella también necesitaba un abrazo, un "te quiero"
tan
solo eso. Ella tan cercana, y tu tan ignorante de su dolor. Pero ella
tan cercana, y no pasa por alto tu dolor, al menos no tan a menudo.
Es
ella tu apoyo, con quien siempre puedes contar. con quien te desquitas
muchas veces, pero quien te llena, el momento menos pensado.
Es ella, mi madre
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