Varado en una tierra lejana,
busca volver a casa, con sus seres queridos, pero las diferentes circunstancias se lo impiden.
Y a ratos llega una luz de esperanza, que te dice que con eso volverás, pero todo se trunca, destrozandote el corazón...
Quién es el náufrago?
En estos momentos tú estás atrapado lejos, atrapado allá sin poder volver,
pero entonces cómo es que siento que en realidad soy yo la que he naufragado?
sigo en mi hogar, en mi ambiente, con la gente que conozco y quiero,
pero me siento varada, extraña
podría escribir un diario de naufragio
iría así:
día 9: he empezado a alucinar con que estás a mi lado, y que yo respiro de tu piel, que te hundes en lo oscuro de mi almohada, mientras me refugias en tus brazos de esta tormenta
día 10: me desespero por hacer algo para verte. Hasta me siento culpable por no poder hacer nada. Trato de buscar una solución, la cual obviamente no encuentro. Solo queda esperar...
Y así podría seguir, hasta que tú me encuentres...
Y no te digo que sin tí no hay mundo. Sí lo hay, sí hay alegría por cosas mínimas, tal como al náufrago le alegra el día encontrar frutas, o empezar a hacerse amigo de una pelota. Así yo también encuentro alegrías, pero siempre queda la esperanza, a veces alentadora, a veces hiriente por su tardanza, de volver a mi hogar. Tú eres mi hogar...
Y sería diferente si desde un principio hubieras planeado que este viaje sea así de largo, porque yo me habría preparado para no verte, y lo hubiera aceptado. Pero esto no estaba planeado, y me angustia la incógnita de cuándo vuelves a casa...
O sería diferente que te sienta lejos porque hayamos terminado, porque sabría que ya no tendría que esperarte, y me resignaría a sobrellevar mi dolor, para finalmente superarlo y superarte...
Pero la situación es otra... tal vez algo patética, tal vez algo exagerada, tal vez algo que solo los enamorados entendemos... todo un naufragio subjetivo
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