Sé que a tí te debo muchas cosas, buenas y malas. Gracias a ti es que he sabido levantarme, pero también has herido a mis seres queridos.
Últimamente te he acallado, he decidido que no eras lo más importante en mi vida. Te he impedido arruinar ciertos momentos, simplemente porque hay algo más grande y más importante que tú en mi vida, y se llama AMOR.
No creas que fue fácil haberte silenciado. Tú y yo sabemos que no eres alguien fácil de callar, pero lo hice por mi propio bien, porque si te ubiera dejado a cargo, probablemente ya no tendría a esa persona especial a mi lado.
Sé que piensas que soy una estúpida por hacerlo. Tal vez sí lo sea. Tal vez a la larga termine muy mal por esa decisión que tomé, y tendré que aceptar las consecuencias de no haberte escuchado, pero... no sé, hay una parte de mí que dice que solo fue una palabra, y que no hay que hacer demasiado lío por eso.
Y creéme, querido orgullo, te entiendo que estés lastimado, porque a veces las palabras son como cuchillos o lanzas que se clavan en tu pecho y te desangran poco a poco, y también entiendo que lo que más te duele es que tu no te puedas manifestar, pero el orgullo de la otra persona sí lo hace, al no poder pronunciar la palabra perdón.
Te entiendo, pero... por mi propio bien también tengo que aprender a apaciguarte, por muy dolido que estés, porque a lo largo de la vida habra muchas personas que te lastimarán, con palabras o actos mucho peores. Y esas personas puede que ni siquiera sean importantes para tí, pero aún así tendrás que aguantarlas, porque... así es la vida.
Así que... tómalo como un aprendizaje de vida, que nos hace más fuertes, y por favor no te concentres en ese incidente estúpido, sino en los innumerables momentos de felicidad que él te da, en lo fuerte que es lo que sientes por él, y... en que él siempre te trata con respeto
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