Se creía especial, pensaba que podía volar muy alto
se repetía a sí misma que tenía ganas de llegar muy lejos
que sus sueños algún día se cumplirían y sería maravilloso
Ella extendía sus alas, las agitaba con todas sus fuerzas,
con todas sus ganas de volar
y... lo conseguía
Volaba como nunca lo había imaginado
y le gustó tanto que se quedó allí,
volando sin preguntarse cómo ni por qué
Tal vez se quedó tanto tiempo volando a la misma altura que había olvidado hacia dónde se dirigía
permaneció así, siendo feliz como era, con lo que hacía
hasta que vio a los demás volando mucho más alto que ella
y entonces... fue recién que se cuestionó sobre sí misma
Todo este tiempo se había enorgullecido por poder volar
y no se había dado cuenta que ese era sólo el primer paso
y con el volar de los demás fue entonces que se cuestionó por qué no volaba mas alto
y tuvo entonces que admitir su enorme miedo a lo desconocido...
Fue como una pedrada en pleno vuelo, haciéndola caer en picada...
hacia dónde se dirigía?
y dónde habían quedado sus ganas de volar, sus sueños... cuáles eran sus sueños?
Sí, era cierto que ella se sentía feliz exactamente donde estaba ahora, volando a la altura que le gustaba y que se había convertido en su hogar, pero... eso no podía ser eternamente,
a medida que avanzaba, sabía que se encontraría con grandes árboles a los que tendría que esquivar,
y para ello, tendría que extender sus alas y elevar el vuelo...
cómo? y... para ir hacia dónde?
estaba perdida, esa era la verdad.
Tal vez siempre lo estuvo, tal vez se perdió en el hecho de que podía volar, sin saber siquiera qué implicaba eso, o lo que tendría que dejar en el camino...
Aceptémoslo, ella no era de grandes ambiciones, sabía que existían otros cielos, posiblemente más hermosos, pero ella no tenía curiosidad sobre ellos.
Ella amaba el lugar y las personas con las que estaba,
pero... y si el viento la llevaba lejos de ellos?
sería ese el precio que debía pagar por el solo hecho de aprender a volar?
Imagen: The wings by Chukairi
Busca en las Ganas de Volar
viernes, 25 de julio de 2014
viernes, 18 de julio de 2014
Ser viajero entre páginas
Una buena novela literaria es aquella que logra transportarte a su mundo
la que te hace ver a los personajes pintados con palabras
y sentir que los conoces, que compartes sus vivencias, sus sentimientos, sus acciones...
Una vez dentro de aquel mundo del que habla el libro te sientes parte de él
te regocijas ante las buenas noticias y te entristeces al enterarte de las malas
Eres como un observador, impotente, pero muy presente
y... hasta te encariñas con algún personaje
sientes esa ansiedad dentro de tu cuerpo por saber lo que le pasará
te sientes como su protector,
sin realmente hacer nada mas que dejar que el relato siga, mientras pasas los ojos por las palabras,
que no son palabras sino aconteceres y vivencias.
Y si sientes simpatía por algún personaje, es imposible que no llegues a sentir antipatía por quien le hace daño, por aquel que es su antítesis y le pone obstáculos,
por aquel que no necesariamente es un personaje, sino que puede ser una circunstancia o algo que reflexionas como "destino"
y lo llegas a odiar, por lastimar a tu personaje preferido, por hacerle algo malo a aquel a quien llegaste a amar...
Y el final del libro siempre despierta emociones ambivalentes,
quieres saber qué es lo que pasa, pero... al mismo tiempo te da pena acabar esta aventura a la que te transportó
A veces prolongas su lectura para que no llegue tan rápido el momento de despedirse,
otras llega sin que te des cuenta siquiera...
Y a veces te deja sumido en un proceso de duelo, porque se ha terminado algo preciado para ti...
acabas de abandonar el mundo al que te transportó tu adorado libro...
aún cuando lo releas, sabes que el asombro de una primera lectura fue agonizando a medida que te acercabas a las últimas páginas...
Y hay finales de diferentes tipos,
algunos finales te dejan en incertidumbre, dejándote soñar para completar lo que parece incompleto, pero que no podría estar más completo...
también hay finales tristes, y otros que son felices.
Siempre dije que prefiero las historias que tengan finales tristes, que no fuercen las cosas para que todo quede bien
pero... son esos los más desgarradores, los que te dejan con una mano en el corazón, teniendo que decir adiós al que fue momentáneamente tu mundo, sabiendo que no todo terminó bien
a veces incluso el autor es lo bastante cruel para matar a tu personaje preferido en circunstancias inesperadas y...
oh Dios! sientes algo en ti, en tu imaginación, en tu fantasía, en tu ser viajero de libros, que se desgarra...
Qué cruel es el autor que asesina a la persona con quien te encariñaste, a quien observaste y con la que compartiste... y después pone fin a la novela, dejándote con ese luto interno, con esa melancolía tan fuera de este mundo real, que solo los lectores apasionados pueden entender...
Pero cuando tu personaje preferido es feliz, puedes sentir esa satisfacción, esa alegría en tu ser que no se compara con nada, ya que no es lo bastante profunda para compararse con emociones del mundo real, y que sin embargo, te da una sonrisa interna que al principio dices que es por algo inexplicable, pero que, en el fondo sabes que es porque tu protegido está bien, en su propio mundo...
Esos son unos cuantos privilegios que te dan los buenos libros
la que te hace ver a los personajes pintados con palabras
y sentir que los conoces, que compartes sus vivencias, sus sentimientos, sus acciones...
Una vez dentro de aquel mundo del que habla el libro te sientes parte de él
te regocijas ante las buenas noticias y te entristeces al enterarte de las malas
Eres como un observador, impotente, pero muy presente
y... hasta te encariñas con algún personaje
sientes esa ansiedad dentro de tu cuerpo por saber lo que le pasará
te sientes como su protector,
sin realmente hacer nada mas que dejar que el relato siga, mientras pasas los ojos por las palabras,
que no son palabras sino aconteceres y vivencias.
Y si sientes simpatía por algún personaje, es imposible que no llegues a sentir antipatía por quien le hace daño, por aquel que es su antítesis y le pone obstáculos,
por aquel que no necesariamente es un personaje, sino que puede ser una circunstancia o algo que reflexionas como "destino"
y lo llegas a odiar, por lastimar a tu personaje preferido, por hacerle algo malo a aquel a quien llegaste a amar...
Y el final del libro siempre despierta emociones ambivalentes,
quieres saber qué es lo que pasa, pero... al mismo tiempo te da pena acabar esta aventura a la que te transportó
A veces prolongas su lectura para que no llegue tan rápido el momento de despedirse,
otras llega sin que te des cuenta siquiera...
Y a veces te deja sumido en un proceso de duelo, porque se ha terminado algo preciado para ti...
acabas de abandonar el mundo al que te transportó tu adorado libro...
aún cuando lo releas, sabes que el asombro de una primera lectura fue agonizando a medida que te acercabas a las últimas páginas...
Y hay finales de diferentes tipos,
algunos finales te dejan en incertidumbre, dejándote soñar para completar lo que parece incompleto, pero que no podría estar más completo...
también hay finales tristes, y otros que son felices.
Siempre dije que prefiero las historias que tengan finales tristes, que no fuercen las cosas para que todo quede bien
pero... son esos los más desgarradores, los que te dejan con una mano en el corazón, teniendo que decir adiós al que fue momentáneamente tu mundo, sabiendo que no todo terminó bien
a veces incluso el autor es lo bastante cruel para matar a tu personaje preferido en circunstancias inesperadas y...
oh Dios! sientes algo en ti, en tu imaginación, en tu fantasía, en tu ser viajero de libros, que se desgarra...
Qué cruel es el autor que asesina a la persona con quien te encariñaste, a quien observaste y con la que compartiste... y después pone fin a la novela, dejándote con ese luto interno, con esa melancolía tan fuera de este mundo real, que solo los lectores apasionados pueden entender...
Pero cuando tu personaje preferido es feliz, puedes sentir esa satisfacción, esa alegría en tu ser que no se compara con nada, ya que no es lo bastante profunda para compararse con emociones del mundo real, y que sin embargo, te da una sonrisa interna que al principio dices que es por algo inexplicable, pero que, en el fondo sabes que es porque tu protegido está bien, en su propio mundo...
Esos son unos cuantos privilegios que te dan los buenos libros
sábado, 12 de julio de 2014
Siempre que nos despedimos
Cae la noche en el frío pavimento
alumbrándolo con una luna llena y brillante
que se oculta a ratos entre las nubes, transmitiéndoles ese brillo tan único que tiene.
Sopla el viento, helado, egoísta y despiadado,
sin necesidad de ser violento, porque sabe su intensidad
y le basta con helar las manos de los presentes.
A lo lejos se escucha el andar de los autos, que se acercan cada vez más,
dando la ilusión de estar más cerca de lo que en realidad están.
Y cruje la hierba al ser pisada, por nuestro lento caminar
de pasos que se dan sin desearse
Pero es algo que se debe hacer
es el momento de despedirse,
el evento más odiado de cada uno de nuestros encuentros
unas veces llega con más resignación que otras;
unas veces se tiñe con la alegría que nos acompañó a lo largo de todo nuestro encuentro,
y otras se pinta de melancolía
Y lentamente nos acercamos a tu moto
mientras los deseos de subirme a ella contigo me invaden
y una que otra vez se me escapa el pedido imposible de cumplir que recita un "no te vayas"
como los personajes principales de las novelas más cursis o de las más trágicas pronuncian a su ser amado
cuando saben que es un momento decisivo
Pero en nuestro caso es diferente. No es un momento decisivo,
es una noche común y corriente que sucede a una cita nuestra,
que se inunda de nuestro deseo por no separarnos.
Simplemente eso
Ese deseo caprichoso de extender un poco más tu visita
y al mismo tiempo alegre por todo eso que logras mover en mí con tan poco esfuerzo
es un momento ambivalente, de alegría por lo que pasamos y tristeza porque el día ya terminó,
de felicidad por tenerte en mi vida y de melancolía por lo mucho que te extrañaré,
de gratitud por haber podido pasar tiempo contigo, y de añoranza por pasar juntos más tiempo aún
Y mientras todo esto se mezcla
y el frío ya ha llegado a calar nuestros huesos
te acercas a mí a darme un cálido abrazo
y rozar tus ahora fríos labios con los míos,
haciéndome bailar en mi interior.
Y mientras te pones tu casco y te subes a tu moto
me percato de la gran sonrisa que llevo, a pesar de que te vas
y del sabor que me dejaste en mis labios, que me durará hasta nuestro próximo encuentro.
Me percato de cómo abrigaste mi alma
y de que aunque ya te empiezo a extrañar, cada segundo de espera vale la pena
por toda la felicidad que me das.
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