El vértigo invade, carcomiendo los sueños y la sensación de volar
Ya no, ahora solo tenías la sensación de que debías lanzarte y caer, solo.
Trataste de apartarme de la orilla,
Mi amor, todo este tiempo que estuvimos juntos me protegiste, me envolviste en tus alas, me sostuviste en tus brazos y me curaste, aún hasta las más mínimas magulladuras.
Me viste como una persona frágil y pequeña. Es totalmente comprensible, tal vez sí me porté así todo este tiempo, porque al ser todo perfecto, el umbral de dolor bajó y hasta el viento me cortaba.
Pero las cosas cambiaron. Estamos al borde del abismo, sin saber lo que nos espera. Creíste que no podría con la altura, pero aún no sabes de lo que soy capaz...
Toma mi mano, divino ángel. Hoy no tienes por qué ser divino. Hoy estás al borde de un abismo donde no sabes lo que te espera, pero... mira a tu lado y me encontrarás, no estás solo, no tienes que saltar solo. Haremos esto juntos porque el amor reduce toda clase de vértigo. Estoy aquí para tí, que mi tamaño no te engañe, creéme que puedo abrigarte entre mis brazos.
Saltaremos juntos y VERÁS QUE TODO SALE BIEN, que lo que parecía un abismo infinito se hará menos profundo y solo será una colina cuesta abajo. Sé que la sensación de caer será indescriptible, pero ya verás que todo saldrá bien, solo tenemos que tener fe, y dejar todo en manos del Divino.
Ya verás que terminaremos volando juntos y que, juntos no caeremos, aterrizaremos de pie. Porque Dios nos dio el privilegio tan divino de nuestro amor que hasta nacen alas a dos simples mortales.
Porque simplemente
NUESTRO AMOR NO ES DE ESTE PLANETA