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miércoles, 7 de septiembre de 2016

Nada será igual

Ella está a mi lado y esa es mi ruptura epistemológica,
mi pasaje al acto, lo que hace que el agua del río fluya
y nunca sea la misma ya en mi vida.

Muchos me han preguntado qué se siente o cómo es estar embarazada
y yo siempre contesto que el embarazo es lo más hermoso que me pasó,
mi mejor etapa.
Ese tiempo de tener una doble energía, dos vidas en uno,
cargar con un ser en tu vientre,
conocerlo, comunicarte con él, sentirlo, amarlo, cuidarlo,
que sea parte de tí, sabiendo al mismo tiempo que es otra personita con todo propio.
El embarazo fue lo mejor de mi vida porque me sentía invencible
porque fui capaz de continuar con mi vida con normalidad relativa,
salir, ir a clases, asumir mis cambios tranquilamente, brindar energía positiva a mi bebé,
adaptarme y adaptar mi cuerpo a su cuerpo, crecer a medida que ella crecía en mí,
ser valiente pero al mismo tiempo abrazar mi sensibilidad,
reconocerme ante el espejo sin perturbarme, amar mi estado, cuidarme para cuidar de ella...

Tal vez fue por eso tan difícil mi postparto
una completa dualidad, de sentirme completa e incompleta,
fuerte y débil, capaz e incapaz, todo al mismo tiempo,
unido en una esfera de energías positivas y negativas, extremadamente hormonales,
que se chocaban entre sí una y otra vez, produciendo gran estruendo en mi psique.
Debo admitir que siempre fui algo cambiante,
pero nunca fue tan intenso como los días que siguieron a mi parto.

Que cuánto tiempo dolió? No sé, una o dos semanas, o meses...
Tal vez sigue doliendo física, emocional e intelectualmente.
Pero lo que se siente no se lo puede expresar con palabras,
es algo que va más allá del ser.
Es encontrarse con lo real, teniendo a un ser en brazos,
sabiendo que fue literalmente parte de tí
y que si bien ahora ya no lo es, sobrevive gracias a ti.

Tomar en brazos al milagro más grande de mi vida,
cuidar del ser más vulnerable que ví,
aprender del ser más sabio y pequeño,
enseñar a la criatura más inofensiva con la que convivi...
Es todo ello lo más sorprendente que jamás imaginé
es todo esto lo más delicioso que viví
Es la maternidad el reto más grande que viví
es lo que hizo que al mirarme al espejo ya no vea a la misma persona,
ni reconozca la misma sonrisa,
que me sorprenda de quien soy ahora
y me sienta una persona distinta
más madura, más luchadora, más solitaria, con un fuego más encendido que nunca



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