La luna hoy se puso de gala
utilizó ese vestido rojo que a ratos se tornaba dorado,
ese vestido que muy rara vez usa
y se mostró al mundo luciendo más hermosa que nunca
toda coqueta, toda altanera.
Bajó su mirada al mundo de los mortales,
y vio una pareja que conocía,
porque cada noche le rindieron devoción por unas cuantas vidas
éramos tú y yo, observándola separados,
pero juntos al mismo tiempo.
Ella nos miró con ternura
Sonrió al ver que después de todo este tiempo
y todas estas cosas
nuestros corazones seguían palpitando al mismo ritmo,
ese ritmo que solo los enamorados conocen.
Se alegró
Admitió que somos una de sus parejas favoritas,
que le encantaba ser nuestra mensajera
y recibir los besos que tu me mandabas cuando estabas lejos
y las miradas devotas que yo le mandaba cuando veía en ella el reflejo de tu carita
Empezó a bailar en nuestro honor
esparciendo su magia sobre nosotros
y fue entonces que sentí de pronto tus brazos rodear mi cuerpo
te sentí a mi lado, aún estando a kilómetros de distancia
sentí tu aroma
mientras miraba a la hermosa dama de rojo
Le lancé un deseo con lágrimas en los ojos
mientras el viento sopló,
con una sonrisa a medio dibujarse en mi cara
y con el corazón abierto,
sabiendo que en ella tenía una cómplice
Y después de un rato, agotada, se retiró a dormir.
La fiesta había acabado,
ella ya había sido admirada con su vestido
y ya nos había bendecido con su magia
eligió en esa noche a su pareja preferida
resultando nosotros los privilegiados de su complicidad...
La gran y hermosa luna roja
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