Había sido forzada a tomar un nuevo camino,
A extender sus alas y seguir adelante
Pero una vez allí se sentía insegura,
como una niña a la que acababan de dejar por primera vez en el kinder,
como un avión de papel que volaba donde el viento lo llevara, con temor a caer en picada
Andaba triste, llovía a cántaros,
el camino se hacía difuso, y daba pasos temiendo resbalar...
Y cuando se sintió perdida alguien aprovechó para lastimarla,
para burlarse de ella
para hacerle dudar si podía o debía seguir caminando...
Dudó de sí misma, de sus capacidades, de sus decisiones, de sus ganas de volar...
Se sintió insulsa, como si sus lágrimas valieran más que todo su esfuerzo
sintió miedo a que el frío del fracaso se calara en sus huesos
se acurrucó en un rincón lista para resignarse a lo que venga...
Y entonces escuchó los pasos amistosos de alguien
y al abrir los ojos vio su rostro y sintió su alma sobrecogerse con solo esa imagen
sabía que con un abrazo o unas palabras suyas el cielo podría despejarse
Él la miró tiernamente, y le sonrió
no la alzó, sino la ayudó a levantarse.
Él no pretendió quitar las piedras del camino, sino le regaló zapatos para que ella pudiera correr y saltar alegremente sobre ese camino predregoso
Tampoco intentó despejar el cielo, sino tan solo le recordó que ella amaba bailar bajo la lluvia
Fue el abrigo que ella necesitaba,
le dio la confianza en ella que ella misma había perdido
le dio los besos y abrazos que la recompusieron
que la hicieron ponerse de pie y sentirse preparada para seguir adelante
le devolvió la sonrisa a su cara,
confió en ella, la amó y la impulsó a seguir adelante,
recordandole lo valiosa que ella era,
uniendo los pedazos de su alma destrozada
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