Delincuente, asesino, ladrón, violador...
Son palabras que definen a una persona?
tal vez en ocasiones sí, deberían.
Porque hay personas que no merecen compasión, no merecen ser humanizadas, si ellos no humanizaron a sus víctimas...
pero quién decide si lo merecen o no?
Y cuando llegué ahí y compartí con los presos, yo no sabía quiénes habían cometido qué delitos
no sabía si ellos habían tomado una decisión equivocada, o tal vez muchas
no sabía si habían hecho mucho daño o no tanto.
Pero compartí con ellos, reí con ellos, comí con ellos, jugué con ellos.
Son solo niños a los que les quitaron su infancia, o que renunciaron a su infancia voluntariamente.
Pero... a cuántas personas ellos usurparon el mismo privilegio?
quiénes son ellos para quitar algo a alguien?
qué les dio el derecho de hacer daño?
Pero ahora están reclusos, sin ver la libertad, sin poder saborear el aire de afuera, sin poder cumplir con sus sueños ni metas... tal vez como a la gente que hicieron daño...
tal vez merecerían algo peor...
y entonces por qué me nace este sentimiento de pena? de empatía? de pensar que ellos merecen mejores condiciones de vida que las que tienen?
Por qué buscar ayudar a una población que hizo daño a otra población? por qué?
Es lo que me pregunto a mí misma, es el conflicto que me planteo, pero sin embargo hay una parte de mí que lo sigue pensando, que sigue creyendo que hay una manera de creer en estas personas, de reinsertarlas a la sociedad, de hacer de su oscuro pasajero, un guardaespaldas benigno...
Como si eso fuera posible... pero me gustaría pensar que sí lo es...
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