El amor es como manejar motocicleta...
En un primer momento te enamoras, te dejas llevar, tal como el momento en el que te subes a la moto,
la enciendes, y esa belleza te ronronea
sientes latir tu corazón a mil por hora, porque no puedes creer que estés siendo parte de algo tan grande...
Es momento de partir, y al hacerlo te sientes libre, feliz, tal como los primeros meses que te enamoras
y luego te das cuenta de lo que realmente estás haciendo, y te entra el miedo, la inseguridad,
tambaleas porque temes chocar, pero un ángel te guía, te mantiene a salvo.
Das tumbos, apagas el motor, te equivocas, pero continúas en tu camino, porque no es nada grave
Y justo cuando crees que ya le cachaste la maña, justo cuando te sientes más confiada,
llega lo peligroso, chocas, te asustas, tu corazón se detiene, dañas la moto, dañas tu amor, te dañas a ti misma...
Y te da miedo, ya no quieres volver a subirte
llega un momento crítico en tu vida,
un pasaje al acto, en el que, como Julio César, debes decidir si cruzar o no el Rubicon.
o en este caso, debes decidir si volver a la moto o no, debes decidir si dejar ir al amor de tu vida o luchar por él
sabes que esa decisión cambiará tu vida
sabes que nada será igual a partir de esa decisión, que nunca más volverás a ser la mujer que no luchó
Y es entonces que decides hacerlo
vuelves a montar la moto
vences el miedo.
Luchas por lo que quieres
conviertes el capricho con el que actuabas en determinación, en lucha, por un ideal. Luchas por él
Necesitas guía para no volver a chocar, pero lo logras
Das más vueltas de las que planeabas
el miedo no se va, pero se vuelve tu motor,
vuelves de la moto tu aliada, y de él, el amor de tu vida
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